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Channel: Hermanito Carlos de Foucauld
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VIVIR A DIOS DESDE DENTRO

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Hace algunos años, el gran teólogo alemán, Karl Rahner, se atrevía a afirmar que el principal y más urgente problema de la Iglesia de nuestros tiempos es su “mediocridad espiritual”. Estas eran sus palabras: el verdadero problema de la Iglesia es “seguir tirando con una resignación y un tedio cada vez mayores por los caminos habituales de una mediocridad espiritual”.
El problema no ha hecho sino agravarse estas últimas décadas. De poco han servido los intentos de reforzar las instituciones, salvaguardar la liturgia o vigilar la ortodoxia. En el corazón de muchos cristianos se está apagando la experiencia interior de Dios.
La sociedad moderna ha apostado por “lo exterior”.Todo nos invita a vivir desde fuera. Todo nos presiona para movernos con prisa, sin apenas detenernos en nada ni en nadie. La paz ya no encuentra resquicios para penetrar hasta nuestro corazón. Vivimos casi siempre en la corteza de la vida. Se nos está olvidando lo que es saborear la vida desde dentro. Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la interioridad.
Es triste observar que tampoco en las comunidades cristianas sabemos cuidar y promover la vida interior. Muchos no saben lo que es el silencio del corazón, no se enseña a vivir la fe desde dentro. Privados de experiencia interior, sobrevivimos olvidando nuestra alma: escuchando palabras con los oídos y pronunciando oraciones con los labios, mientras nuestro corazón está ausente.

En la Iglesia se habla mucho de Dios, pero, ¿dónde y cuándo escuchamos los creyentes la presencia callada de Dios en lo más hondo del corazón? ¿Dónde y cuándo acogemos el Espíritu del Resucitado en nuestro interior? ¿Cuándo vivimos en comunión con el Misterio de Dios desde dentro?
Acoger al Espíritu de Dios quiere decir dejar de hablar solo con un Dios al que casi siempre colocamos lejos y fuera de nosotros, y aprender a escucharlo en el silencio del corazón. Dejar de pensar a Dios solo con la cabeza, y aprender a percibirlo en los más íntimo de nuestro ser.
Esta experiencia interior de Dios, real y concreta, transforma nuestra fe. Uno se sorprende de cómo ha podido vivir sin descubrirla antes. Ahora sabe por qué es posible creer incluso en una cultura secularizada. Ahora conoce una alegría interior nueva y diferente. Me parece muy difícil mantener por mucho tiempo la fe en Dios en medio de la agitación y frivolidad de la vida moderna, sin conocer, aunque sea de manera humilde y sencilla, alguna experiencia interior del Misterio de Dios.
José Antonio Pagola.

Fiesta de la Visitación

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María visita a su prima Isabel
Sábado, 31 de mayo
******** FIESTA PATRONAL DE TODAS LAS FAMILIAS FOUCAULD **********
"El nuevo elemento en las enseñanzas de Charles de Foucauld en el misterio de Nazaret era que la vida oculta en Nazaret no era más que una etapa en la formación de Jesús para su misión como Salvador , por mucho que haya sido, pero fue también la salvación misma de que era ya empieza a trabajar a través de él.
maría en la visitación"

Imagen de la visitación, pintada por el Hno. Carlos de Jesús

(San Lucas 1,39-56)
“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María permaneció con ella unos tres meses y se volvió a su casa”.
María, ejemplo sublime de contemplativa, tiene la fortaleza interior de estar seducida y arrebatada por Dios, su espíritu libre le impulsa a hacer el bien, engendra caridad. De su amor encendido a Yavé y a los hombres emanaba esa abnegación y caridad que era exigencia de su condición de esclava del Señor.
 María la mujer verdaderamente llena de gracia y se convierte en guía de nuestro caminar en el tiempo y en el mundo. De ahí que mirando a María surja siempre en nosotros el deseo de imitación y nos despierta grandes interrogantes de servicio tales como: ¿En nuestras tareas cotidianas aprovechamos la ocasión para llevar a Cristo a los demás? ¿Tenemos presente que la caridad, la delicadeza y el cariño son elementos importantes en nuestra fe? ¿Las necesidades, sufrimientos, soledades y angustias de los demás afectan mi vida o me dejan indiferente?
El Hermano Carlos de Foucauld, de manera espléndida, nos presentará el eje axial de todo apostolado de la mano y a imitación de la Virgen María.
Nos dirá: “Y yo no creo que pueda hacerles mayor bien que el de aportarles, como María en la casa de Juan, en la Visitación, a Jesús, el bien de los bienes, el Santificador supremo, Jesús, que estará siempre en medio de ellos en el Sagrario, y yo espero que en la Custodia, Jesús ofreciéndose cada día en su altar para su conversión; Jesús bendiciéndoles cada día en la Bendición, ahí está el bien de los bienes, nuestro todo, Jesús: y al mismo tiempo, aun callándonos, daremos a conocer a estos hermanos ignorantes, no por la palabra sino por el ejemplo, y sobre todo por la caridad universal, lo que es nuestra religión, lo que es el espíritu cristiano, lo que es el Corazón de Jesús” (Lettres à mes frères de la Trappe, p. 140).

VIVIR A DIOS DESDE DENTRO

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Oratorio Hermanitas del Sgdo Corazón en Cochabamba, Bolivia
Hace algunos años, el gran teólogo alemán, Karl Rahner, se atrevía a afirmar que el principal y más urgente problema de la Iglesia de nuestros tiempos es su “mediocridad espiritual”. Estas eran sus palabras: el verdadero problema de la Iglesia es “seguir tirando con una resignación y un tedio cada vez mayores por los caminos habituales de una mediocridad espiritual”.
El problema no ha hecho sino agravarse estas últimas décadas. De poco han servido los intentos de reforzar las instituciones, salvaguardar la liturgia o vigilar la ortodoxia. En el corazón de muchos cristianos se está apagando la experiencia interior de Dios.
La sociedad moderna ha apostado por “lo exterior”.Todo nos invita a vivir desde fuera. Todo nos presiona para movernos con prisa, sin apenas detenernos en nada ni en nadie. La paz ya no encuentra resquicios para penetrar hasta nuestro corazón. Vivimos casi siempre en la corteza de la vida. Se nos está olvidando lo que es saborear la vida desde dentro. Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la interioridad.
Es triste observar que tampoco en las comunidades cristianas sabemos cuidar y promover la vida interior. Muchos no saben lo que es el silencio del corazón, no se enseña a vivir la fe desde dentro. Privados de experiencia interior, sobrevivimos olvidando nuestra alma: escuchando palabras con los oídos y pronunciando oraciones con los labios, mientras nuestro corazón está ausente.
 

En la Iglesia se habla mucho de Dios, pero, ¿dónde y cuándo escuchamos los creyentes la presencia callada de Dios en lo más hondo del corazón? ¿Dónde y cuándo acogemos el Espíritu del Resucitado en nuestro interior? ¿Cuándo vivimos en comunión con el Misterio de Dios desde dentro?
Acoger al Espíritu de Dios quiere decir dejar de hablar solo con un Dios al que casi siempre colocamos lejos y fuera de nosotros, y aprender a escucharlo en el silencio del corazón. Dejar de pensar a Dios solo con la cabeza, y aprender a percibirlo en los más íntimo de nuestro ser.
Esta experiencia interior de Dios, real y concreta, transforma nuestra fe. Uno se sorprende de cómo ha podido vivir sin descubrirla antes. Ahora sabe por qué es posible creer incluso en una cultura secularizada. Ahora conoce una alegría interior nueva y diferente. Me parece muy difícil mantener por mucho tiempo la fe en Dios en medio de la agitación y frivolidad de la vida moderna, sin conocer, aunque sea de manera humilde y sencilla, alguna experiencia interior del Misterio de Dios.
José Antonio Pagola.

CHARLES DE FOUCAULD.....

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EL ÚLTIMO PUESTO

 “Charles de Foucauld, era un noble vizconde. Por sus venas corría sangre noble y acostumbrada al mando. Se formó en una academia militar, llegó a ser oficial del ejército francés, y a la edad de 25 años, se embarcó en lo que entonces era una empresa muy peligrosa: la exploración de Marruecos, expedición hasta ese momento nunca emprendida por extranjero y cristiano jamás.
Sin embargo, este soldado y aventurero, y apóstata desde sus años de colegio, habiéndose enamorado de Cristo con la fuerza de un San Francisco, buscó en el Evangelio su personalidad, su carácter, su vida.
Es raro encontrar un hombre más apasionadamente empeñado en descubrir los detalles de la vida de Jesús para imitar su actitud, sus gestos y sus intensiones ocultas.
Pues bien: en esta búsqueda amorosa, hecha para encontrar materia de imitación fiel y viva, Charles de Foucauld se asombra sobre todo de una cosa: Jesús es un pobre y un obrero.
Nadie puede contradecir este hecho. El Hijo de Dios, que libremente podía escoger, lo que no ocurre con ningún otro, escogió no sólo una madre y un pueblo, sino una situación social, y quiso ser un asalariado.
Y lo que principalmente conmovió a este noble convertido fue precisamente esta determinación voluntaria de Jesús de perderse en una aldea anónima de Oriente Medio, de anonadarse en la monotonía cotidiana de treinta años de trabajo rudo y miserable, de desaparecer de la sociedad “que cuenta”, para morir en un anonimato total.
Y se puso a buscar apasionadamente las intensiones que guiaron al divino Maestro en la elección de su vida, de toda su vida.
Y no tardó en prorrumpir en aquella exclamación que, en el fondo, será la guía ascética de la vida del gran explorador de Marruecos y del místico sahariano: “Jesús buscó el último puesto de tal manera que puede difícilmente podrá quitárselo nadie”.
Nazaret era el último puesto: el puesto de los pobres, de los anónimos, de los que no cuentan, de la masa de los obreros, de los hombres plegados a las duras exigencias del trabajo por un poco de pan.
El “Santo de Dios” realiza su santidad con una vida no extraordinaria, sino impregnada toda ella de cosas ordinarias, de trabajo, de vida familiar y social, con actividades oscuras y sencillas, compartidas por todos”.
 por Carlo Carreto


Radicalidad.....

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Esta es una frase del Hto. Carlos de Jesús que me interpela grandemente:


"Si no oramos lo suficiente, somos responsables por todo lo bueno 
que podría haber hecho con la oración y no lo hicimos."

¿La pobreza es bella?

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A pesar de la pobreza, y un poco también gracias a ella, muchas personas han podido encontrarse con la belleza y, viviéndola, transmitirla a los demás, a ver que nos puede enseñar el gran Roberto Benigni acerca de la gran amiga de Carlos de Foucauld
Hasta a los mejores cómicos puede pasar que sus bromas no sean entendidas por el público. O que resulte chistoso algo que tenía una pretensión de seriedad. Fue exactamente lo que le sucedió a Roberto Benigni en el discurso de agradecimiento por el premio Óscar de 1999 para La vita è bella como mejor película extranjera.

En su palpitante italian english, agradeció a sus padres por el mayor regalo que le pudieran haber hecho: la pobreza. El público de los Óscar, movido por la presencia vibrante y simpática del actor, pensó en una ironía y estalló en risas. Pero Benigni, sonriendo, estaba hablando en serio…
En la última edición de los Premios de la Academia, otra película, La grande bellezza, (dirigida por Paolo Sorrentino, y protagonizada por Tony Servillo), ha devuelto un Óscar al Bel Paese.
Evidentemente la simple resonancia de la palabra belleza en el título, si vinculada a Italia, es una estrategia que funciona para los juicios de los norteamericanos.
Es interesante notar que de los 13 Óscar recibidos por las películas italianas, La grande bellezza es el primero en el cual la trama se sitúa después del 1970. Si los títulos se asemejan, sin embargo las dos italias representadas en las respetivas películas parecen separadas por un abismo.

En la primera película, que la vida fuera bella (aun cuando dramática), era la exclamación que afloraba espontanea en el espectador, al involucrarse en la mirada del pequeño Josué, que en Auschwitz, ayudado por el papá, lograba no perder la capacidad de mirar con estupor y esperanza a la realidad, y al futuro.
La belleza que Jep Gambardella (protagonista de la película de Sorrentino) ha vislumbrado cuando era joven -y que anhela (re)encontrar, y que por eso busca reproducir, o poseer, o explicar a lo largo de su vida- está expresada en las borracheras y en el mármol de Roma, el magnífico escenario de la película.
Pero no tiene latidos, es algo ya ocurrido, ya viejo, golpeado; anhelado, pero con una nostalgia cansada, que orienta al pasado. De animado, en la película, quedan sólo los chismes, las envidias, la superficialidad y los tedios en los que se agitan los protagonistas.
Es triste admitir que estos elementos componen una radiografía muy bien lograda del momento histórico por lo que pasa buena parte del mundo occidental, asustado por una crisis que, antes de ser económica, es en sus raíces espiritual, antropológica, moral.
Es como si la sociedad europea viviera entre los hermosos testimonios de su pasado, descubriéndose incapacitada de lograrlos nuevamente, de reconocerse en ellos. Como si sus hijos se preguntaran angustiados: ¿Qué nos está faltando, cuando parecería que tenemos todo? ¿Qué hemos perdido, para llegar a tal vacío?
Cuando contemplo el encanto de Asís o de Siena, hago una simpática constatación: si sus habitantes de los siglos siguientes a aquellas construcciones hubieran tenido recursos económicos, probablemente hubieran derribado las calles para renovarlas según los gustos de su época.

Es paradójico como las estrecheces de las ciudades italianas en los siglos modernos hayan preservado la belleza de estos lugares para los hombres de los siglos venideros.
Esto no quiere decir que la pobreza por sí misma sea la solución de todos los males. Pero ¿estamos seguros de que la riqueza económica, las falsas seguridades del consumismo, la impresión de saturación de la sociedad occidental en los últimos cincuenta años, no hayan distraído a muchos de lo esencial, de la verdad que está en las raíces de nuestra cultura, de nuestra identidad personal y social?
En el fondo, sólo si el hombre experimenta esta verdad puede expresarla de manera atrayente en los actos humanos, en el servicio, en el trabajo, en el arte. Así puede (re)nacer la Belleza.
Luigi Benigni, a quien el hijo agradeció en la entrega del Óscar, era un campesino. Uno de aquellos sencillos hombres que, entre las granjas de la Toscana, hasta no sabiendo leer o escribir, no era infrecuente escuchar declamar de memoria cantos de la Divina Comedia, o páginas de Petrarca o de Ariosto.
Porque estos testimonios constituían parte importante de quienes eran, y vivir coherentemente a ella quedaba como lo más valioso. No obstante la pobreza, y un poco también gracias a ella, han podido encontrarse con esta belleza y, viviéndola, transmitirla a los demás.
Por Giovanni Intino

Artículo publicado por el Centro de Estudios Católicos

sources: Centro de Estudios Católicos

2 verdades, 1 corazón....

Tú tesoro, tú corazón....

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A propósito del Evangelio de hoy donde cuenta la Sagrada Escritura que nuestro Hermano y Sr. Jesús dijo a la multitud:
"… El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;
y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.
Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve…”
Esta cita  evangélica, me llena de recuerdos de tantas Fraternidades dispersas por el mundo, donde viven los hermanitos y hermanitas  siempre pequeñas, pobres e integradas al medio ambiente de residencia ya sea entre los sectores pobres de la ciudad, en el entorno rural, en la tienda de campaña en el desierto, en el carromato de los nómades, en la jungla impenetrable: el mejor y siempre humilde rincón de ellas está reservado para las pequeñas capillas, para la oración y especialmente para la adoración; que bello tesoro, que gran legado, que responsabilidad enorme ante la humanidad, es la herencia de la tradición que nos regaló nuestro Hermanito Carlos de Jesús.

Capilla del Centro Pastoral Santa María de Guadalupe, Santa Fe, Argentina


Hermanita del Sgdo Corazón de C. de Foucauld

Hermanita de Jesús

Capilla de las H.S.C. en Cochabamba, Bolivia
Capilla de Potosí, Bolivia
Fraternidad Laica de Potosí, Bolivia


Capilla, Casa Madre de las Hermanitas de Jesús, Tre Fontane, Roma, Italia  


Capilla Hermanitas en Jerusalem
Capilla Hermanitas de Japón

Capilla Hermanitas en Rwanda


Carlos de Foucauld, víctima de la Yihad....

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Cuándo comenzaron los lamentables, cruentos e inhumanos incidentes del ISIS; salió en la prensa de habla inglesa el presente articulo que por el título ya me interesó, a continuación les comparto una traducción, "all´uso nostro" del mismo; Uds. amigos y amigas sabrán evaluar el contenido....

Víctima de Jihad: La vida y muerte de Charles de Foucauld


Hoy en día, se habla de guerra, de la yihad, hay informes casi diarios de toma de rehenes, de atrocidades indecibles y un asesinato público infernal. Hace casi un siglo se hablaba de manera similar; la guerra en cuestión, era la Iº Guerra Mundial, y en esa ocasión, el asesinato público no fue de un periodista occidental, sino de un francés llamado Charles de Foucauld.

Nacido el 15 de septiembre de 1858, en una rica familia aristocrática, de Foucauld tuvo una infancia infeliz. Su padre sufría de depresión, su madre tuvo que criar al niño y su hermana mayor en soledad. La nube que se cernía sobre la casa finalmente estalló cuando, años sólo a los seis años de edad, el niño perdió a ambos padres en cuestión de meses. Cualquier pretensión de una vida normal se terminó prematuramente.
El niño, fue enviado a la escuela por los familiares lo que a la larga resultó ser de poco valor, ya que él se enteró de casi nada de lo enseñado ya que pensaba que no necesitaba de aquellos saberes, si en pocos años iba a ser rico. Lento para el sacrificio del estudio sin embargo en el colegio había algo que si le llamaba la atención…. la cocina que, cuya afición le ganó el nombre de un glotón. Para entonces se consideraba un agnóstico, no pasó mucho tiempo antes de que otros deseos surgieran como un juego al principio pero que consiguieron esclavizarlo con el tiempo
Con el honor de la familia en juego, fue enviado al ejército nada más para que los militares le inculcaran un poco de disciplina. Esas esperanzas pronto resultaron destrozadas ya que las horas sin fin de la vida cuartel sólo parecen empeorar las cosas y su atención ahora se centró únicamente en el placer. Para su familia, él se estaba convirtiendo rápidamente en una vergüenza, a los militares un despreocupado y libertino.
Cuando por fin llegó la llamada a su regimiento para salir hacia Argelia, lo embargó el entusiasmo por la aventura que pronto iba a vivir, a pesar de sus formas libertinas, todavía quería ser un soldado. Esto no duró por mucho tiempo, porque insistió en llevar consigo a su amante. Ultimo capricho que obligó a que sus superiores militares lo despidieran con deshonor del ejército.
A su regreso a la vida civil, sorprendentemente, se encontró con que sus antiguos placeres ahora le aburrían. Su tiempo en África, aunque breve, le había afectado. Pronto se encontró de nuevo en Argelia como voluntario para una misión peligrosa.
Las tierras del Imperio francés eran enormes y en gran parte inexploradas. La nueva misión de De Foucauld, fue la de adentrarse en los territorios entonces no conocidos de Marruecos para hacer un registro detallado de la tierra y sus pueblos. Sin vacilar se lanzó al oficio vestido con el traje de un pobre judío del norte de África y con la posibilidad de ser descubierto y asesinado. Muchas eran las motivaciones de su corazón y con el deseo de hacer las paces con su familia y su país, salió hacia lo desconocido.
Dos años más tarde, en 1884, regresó a París convertido en un héroe. Con el tiempo la publicación de un libro de memorias de sus aventuras, iba a convertirse en el héroe de Francia, honrado por los servicios a su país con una medalla de oro por la Sociedad Geográfica de París. Tanto los militares y su familia quedaron impresionados con el cambio de de Foucauld, pero los más cercanos a él notaron algo más que su madurez.Él había regresado de África extrañamente diferente.
Los largos días vividos en una cultura ajena, y las noches pasadas bajo la inmensidad del cielo del desierto habían dejado su huella. Había visto como los musulmanes caían al suelo cinco veces al día en oración, e impresionado, se preguntó si esto era la verdad. Regresó a Francia en busca de respuestas.
Inicialmente, no hubo respuesta inmediata, de hecho, su inquietud interior sólo parecía aumentar. Estudió el Islam, pero descubrió que la verdad no estaba allí. Se paseó por las calles de París a todas horas, pensando, meditando, buscando.
A finales de octubre de 1886, fue en esas calles parisinas cuando vio una iglesia abierta, entró; y mientras caminaba hacia adelante, se dio cuenta de un confesionario con un sacerdote en el interior.
Él preguntó si podía hablar; una voz, le ordenó arrodillarse y confesar. Los ecos de su tiempo en el ejército resonaban en su interior y, obedeciendo la orden, se arrodilló y confesó todo. Esa mañana, después de haber oído misa y recibió la Sagrada Comunión, allí renació.
Junto con su conversión nació su vocación religiosa. Las ideas de matrimonio y una vida respetable dado su condición social habían desaparecido. Desde aquella mañana él no tenía más que un ideal, y se quema en él tan ferozmente con pasión, sólo vivirá para ese fuego que lo hace uno con el Amor Divino.
Fuego vislumbrado en la magnífica bóveda de los cielos nocturnos del desierto, e insinuado en la devoción religiosa de los extranjeros, de Foucauld finalmente había encontrado la Verdad misma en la fe de sus antepasados, de su familia, de su país. Él había retornado a su hogar en más de un sentido.
Poco tiempo después salió de París hacia un monasterio cisterciense en los Alpes, pero pronto, solicitó permiso, para ir a Siria al monasterio más pobre de toda la Congregación. Sin embargo la vida austera de un trapense, suficiente para la mayoría de los hombres que inician la búsqueda de oración y pobreza, no fue suficiente para satisfacer a de Foucauld. Pidió permiso y dejó la Trapa para peregrinar a Tierra Santa, llegó al monasterio de las Clarisas en Jerusalén se contrató allí como portero, durante un tiempo, en sus tiempos libres se hallaba absorto en la oración, viviendo en una choza contra una pared, haciendo el trabajo manual, comiendo muy poco y con los pies tan magullados y maltratados como alguna vez que habían sido mimados.
Se dirigió a las almas mas abandonadas,
los Tuarej
Allí reconoció su verdadera vocación, se dio cuenta de que él fue a buscar la vida oculta de Nazaret, con todas sus muchas vicisitudes. Su camino era claro de ahora en adelante aunque todavía no era este su camino.
Por las exhortaciones de las Clarisas, se dirigió a Roma para convertirse en sacerdote. Ordenado sacerdote en 1901, inevitablemente, fue a África, estableciéndose en el sur de Argelia, en Tamanrasset. Lo que siguió a continuación fue, en términos mundanos, un fracaso. Soñaba con una comunidad religiosa en base a sus ideales de buscar el lugar más bajo y humilde; nadie lo entiende, y mucho menos se le unió, hasta su muerte iba a trabajar por las almas, pero no convirtió a nadie.
Él había elegido la región más distante, más pobre, la tribu más abandonada los tuareg: al final, había ganando sus corazones, pero no sus almas. Y, hasta que obtuvo una dispensa papal, durante largos períodos estuvo sin siquiera la Eucaristía para sostenerlo, pero aún así se mantuvo en su puesto, sintiendo que la Voluntad de Dios para él era estar allí, en ninguna otra parte, y para que él perseveró.
En su pequeño oratorio, a kilómetros de otro cristiano, pasaba largas vigilias ante el Santísimo Sacramento rezando por la conversión de los pueblos que habitaban esas tierras y con los que ahora convivía.
Escribía: “¡Sagrado Corazón de Jesús, gracias por este primer tabernáculo en las tierras de los tuareg! ¡Que sea el primero de muchos, para proclamar la salvación de muchas almas! Irradia desde este tabernáculo a su alrededor y en todos aquellas personas que te rodean y que aún no te conocen.”
Su inquietud se había calmado pero el fuego interior seguía ardiendo tan brillante como cuando él había lo encontrado por primera vez en aquella mañana decisiva de octubre. Ahora, sin embargo, fue en el horno del calor del desierto que su fe iba a madurar aún más, al igual que años antes había madurado el hombre.
Después de haber tratado de vivir oculto y desconocido, al fin había accedió a su deseo por un tiempo. A los ojos del mundo él era ahora no era tenido en cuenta, sin embargo, la visión del mundo comenzaba a mudarse en borrosa por la sangre de la guerra. Y entonces, como una mirada mortal cayó sobre el ermitaño aislado, hubo quienes decretaron que tanto el hombre y su misión deben ser destruidos.
Con el estallido de la Gran Guerra, de Foucauld quería volver a su patria y unirse al ejército como capellán militar, el obispo, bajo cuya autoridad vivía, le indicó que se quedara donde estaba. Él obedeció.
Francia fue objeto de ataques en el norte de África, el Imperio Otomano, luchando junto a Prusia, pidió la expulsión de los infieles de las tierras del Islam y un pleno restablecimiento del Califato. Algunas tribus saharausis respondieron a esta llamada a la yihad. Tamanrasset estaba lejos de la ayuda militar francesa, y sin obstáculo en las primeras horas del 1 de diciembre de 1916 una banda armada de fanáticos Senussi se dispuso a tratar con el ermitaño cristiano.
Hubo un testigo ocular de lo que sucedió después. El arrastre del sacerdote de su refugio, su silencio y la falta de resistencia combinada con lo que parecía ser una profunda sensación de paz; ser obligado a arrodillarse mientras sus captores le ofrecieron la oportunidad de renunciar a su Salvador y a confesar la Shahada. Se negó a hacerlo. Posteriormente, durante una perturbación, le dispararon en la cabeza. Su cuerpo, todavía en una posición de rodillas con las manos atadas a la espalda, fue dejado en la arena mientras sus asesinos saquearon su casa y el oratorio.
Después de emborracharse con vino para el altar se marcharon al día siguiente, los vecinos que habitaban en las inmediaciones del oratorio del cristiano, vinieron y enterraron el hombre al que habían llegado a considerar como su amigo.
Tres semanas más tarde, una patrulla militar francesa se encontró con la escena. La gente local mostraron la tumba improvisada al oficial al mando. Luego de realizar las ceremonias de honor militar una simple cruz de madera fue erigida solemnemente sobre el sitio.
El posterior informe militar señaló lo siguiente:
“El Padre de Foucauld, desde su conversión, nunca por un día dejó de pensar en aquella hora después de lo cual no hay otra, y que es la suprema oportunidad ofrecida por nuestro arrepentimiento y la adquisición de mérito. Él murió en el primer viernes de diciembre, el día consagrado al Sagrado Corazón, y en la forma que deseaba, tener siempre desea una muerte violenta por el odio del nombre cristiano, aceptado con amor por la salvación de los infieles de su tierra de elección-África…”
 Si el grano de trigo no cae en tierra 
Antes de retirarse, el oficial inspeccionó lo que quedaba de la ermita, y se encontró con una custodia, derribado en la arena por los asesinos del sacerdote, que todavía contenía las Sagradas Especies.
Cuando los soldados se reunieron para partir, su comandante salió sosteniendo la custodia envuelto respetuosamente en un sudario. Y a medida que marchaban de nuevo por el desierto, cabalgaba a la cabeza con el Santísimo Sacramento expuesto en la silla; y cuándo esta Procesión Eucarística única avanzaba, las arenas del desierto, sopladas por los vientos abrasadores del Sahara, poco a poco comenzaron a cubrir la tumba de Charles de Foucauld.

... Si el grano de trigo no cae en tierra y muere ....
KV TURLEY - 15 de septiembre de 2014

En todos santos.....

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Un saludo muy fraterno para todos los hermanos y todas las hermanas de la Familia Carlos de Foucauld y muy especialmente a la Union des Frères de Jésus – Sodalité Charles de Foucauld en un día tan importante para nosotros, para que la unión en la comunión de los santos nos siga formando en la entrega total al servicio de nuestros hermanos en nuestra amada vida de Nazarenos. Felicidades 

Todos Santos II. Armando Yacuzzi,

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HERMANO ARMANDO YACUZZI
EL SEÑOR TE REGALA AMIGOS QUE TE MARCAN PARA SIEMPRE

En este día de fiesta en nuestra Iglesia y que me gusta decirle como lo hacemos en Bolivia solamente "Todos Santos..." traemos a la memoria colectiva la presencia de dos amigos que marcharon junto a nosotros en estos tiempos y marcaron con su presencia y talante de santos, nuestro caminar en pos del resucitado y de la mano del Hermanito Carlos, en este sencillo homenaje recordamos al P. Armando Yacuzzi de Argentina......

P. Armando, sacerdote de Cristo y hermano de los pobres
Desde el seminario, orientados por el P. Osvaldo Catena, fuimos mamando la espiritualidad del Hno. Carlos que, especialmente él, Armando, vivió con una constancia formidable y una fidelidad total.
Yo fui ordenado unos años antes de que fuera ordenado Armando. Opté por incardinarme en esta nueva diócesis, ya que trabajaba como vicario parroquial en la misma ciudad de Reconquista. Gracias a esta opción pudimos compartir horas y horas de reflexiones de todo tipo.
Monseñor Juan José Iriarte, nuestro primer obispo de la diócesis de Reconquista (Provincia de Santa Fe – República Argentina), lo nombró secretario canciller.
Un gran catequista
Un trabajo que llevó con orden y seriedad sin dejar, por ello, de ir metiéndose más y más en la vida pastoral diocesana, comprometiéndose en el acompañamiento de una capilla de un barrio bastante pobre. Siempre “la opción por los pobres” fue su consigna que vivió con un compromiso total.
El temperamento, un tanto especial de nuestro Obispo, alejó a varios curas de la casa episcopal en el trato personal con el Pastor. Esa distancia fue subsanada maravillosamente en los encuentros con el padre Armando. Los curas preferían hablar con él.
Años más tarde organizamos el grupo de sacerdotes Iesus Caritas con otros sacerdotes más de nuestra diócesis. El P. Pablo Dugast; el padre Antonio Pergolessi (ambos ya fallecidos); el P. Giancarlo Maistrello; el padre Marcelino Cainelli; el padre Jeremías Massin (ya fallecido). Armando llegó a ser responsable nacional de la fraternidad. Comenzamos con los retiros anuales a nivel nacional y también con la realización de los Meses de Nazaret. Tuvimos la suerte de contar en nuestra diócesis con la presencia de los Hermanitos del Evangelio, presididos por el P. Arturo Paoli de quien Armando fue un gran amigo.
En todo momento apoyó y acompañó, como ninguno, a las fraternidades laicales de Foucauld. Era un cura que multiplicaba sus brazos y su presencia con cuantos lo necesitaran.

Un verdadero cura amigo y hermano de cuantos se acercaran hasta él
Un verdadero cura amigo y hermano de cuantos se acercaran hasta su persona. Comprensivo con cuanta situación complicada se presentara. Y siempre con un gesto de amor y no de condena. Sufría, en carne propia, algunas irregularidades del presbiterio como de las personas de las comunidades parroquiales en las cuales trabajó.
Un verdadero baluarte en la catequesis diocesana. Nos ayudó a comprender que la catequesis más que para los chicos era para los padres que debían comunicarles la fe. Con su equipo diocesano de catequesis nos brindaron un regio material para dicha catequesis familiar. Participó de muchos encuentros, a nivel nacional, sobre este tema que lo obsesionaba.
Supo también de contratiempos e incomprensiones (infaltables en la vida de un santo). Su organismo también se resintió. Tuvo que padecer una cirugía a corazón abierto de la cual se fue reponiendo, sin entender mucho que un trastorno arterial muy serio, con el tiempo, lo llevaría al encuentro con el Padre. Decir más cosas de este querido hermano llevaría a escribir varios libros, como dice San Juan.
Estoy seguro que ayer (5 – 08 – 2014 / 16,00hs.) en el cielo se escucharon estas palabras: “siervo fiel y prudente, padre Armando, pasa a gozar de la fiesta de tu Señor” Con todo mi fraternal cariño y hasta el encuentro definitivo, goza padre Armando de toda mi amistad fraterna.
Padre Aldo Eugenio MARTINI (Reconquista – R. Argentina)

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Entre lágrimas de dolor y la alegría de su Pascua no puedo dejar de recordarlo y decirte algo.
Lo primero que me viene a la memoria es la capilla de la Transfiguración del Señor de Reconquista construida por los Hermanitos del Evangelio. El altar eran cuatro durmientes de quebracho y la puerta de entrada era una usada de madera con un versículo en letras rojas escrita por uno de los Hermanitos: “…y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve…” era otoño de 1965.
El P. Armando siempre acompañando a los jóvenes,
aquí con nuestro amigo Isidro Ayala 
Y vino Armando a vivir a la capilla y repartía su tiempo entre el obispado y la capilla. Por ese tiempo el obispo de Reconquista era Juan José Iriarte y el de Goya Alberto Devoto. Y empezamos a conocerlo y a participar de la Eucaristía. Nos enseñó los salmos del P. Catena que cantábamos con Pochi y Mary en la misa del domingo.
Armando sembró con paciencia, enseñó con humildad y vivió en forma austera… me parece verlo en su bicicleta con el portafolio colgando del caño y su camperita gris..y con una sonrisa siempre hablando con la gente del barrio.
A veces venía Arturo Paoli de Fortín Olmo o de algún viaje y escucharlos era un acontecimiento especial.
El Grupo Juvenil Alegría se formó en la capilla y lo integramos chicas y muchachos de diversas edades y ocupaciones y Armando siempre nos animaba al vivir el evangelio con alegría y con los que te necesitan. Recuerdo a Coco, Sara, Nico, Delia, Alba, Pochi, Rafa. Siempre trabajó con la Catequesis y fue impulsor de Incupo.
Hablar de un amigo querido es simple y complicado a la vez por que los recuerdos no vienen ordenados sino como la vida, en catarata…Recordar a Armando es como recordar a mi Vieja o a mi Viejo. Es parte de mi vida. Y hoy a casi 50 años de haberlo conocido es el amigo que sembró en mí el gusto por participar de la eucaristía y la catequesis como un servicio.
Fue y es un referente del vivir la simpleza del evangelio, la austeridad de vivir con lo indispensable, y el bajo perfil del “hacer” sin que los otros lo sepan.
Seguramente habrá quienes han estado más cerca de Armando y pueden escribir mas y mejores cosas. Yo solo puedo decir que los pocos años que pase en esa comunidad, alrededor de 5 años, me marcaron para siempre.
Félix Enrique NAVARRO
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Noviembre de 2012: el Padre Armando acompañando la movilizacion de vecinos
 pidiendo por la finalización del edificio de la Escuela Media de Villa Ana
Cuando en 1958 fui a Santa Fe con Guy Riobé, Responsable General de la Fraternidad, en la tarea de dejar establecida la Fraternidad Presbiteral (o Sacerdotal Iesus Caritas) y la Fraternidad Laica Carlos de Foucauld, Armando fue uno de los primeros en Reconquista, con Martini, JeremÍas y Ernesto Massin, Rafael Yaccuzi y otros que ahora no recuerdo en incorporarse activamente en la organización de los grupos, con la sabia orientación posterior de Arturo Paoli que llegó a Fortín Olmos en 1960, después de una pasada por allí con el P. René Voillaume, para establecer la primera Fraternidad del Evangelio en la Argentina.
Fue incansable su trabajo pastoral y constante su labor en la Fraternidad, como lo recordaron Uds en su informe sobre la Fraternidad Laica en nuestro Nº 91 del Correo Internacional aparecido el mes pasado, casi como un homenaje y despedida anticipada para su pascua bien ganada, rememorando que iba mensualmente a Reconquista a celebrar Misa para la Fraternidad, desde donde estuviera.
Que Armando nos siga iluminando el camino y animando para ser fieles testigos de Jesús y su Evangelio, como lo fue él….
Fernando PORTILLO 

Todos Santos III, Hermanita Nicolasa

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HERMANITA NICOLASA
¡¡DEJA A DIOS SER DIOS!!
Hta. Nicolasa, junto a su Bienamado Hermano y Señor
El segundo testimonio que deseo compartir en este día de “Todos Santos…” es el de la Hermanita Nicolasa Koch, Hermanita del Sagrado Corazón de Carlos de Foucauld, belga de nacimiento y boliviana por adopción, hija entera del Hermanito Carlos, se destacó en la vivencia real de la entrega hasta la ultima gota de su ser.

Junto a los niños de las comunidades quechuas
de las montañas de Cochabamba, Bolivia
Me resulta familiar aún escuchar en sus labios con un marcado acento franco – alemán, el “soy obrera….” con un orgullo de clase y entrega sin dudar a ella.
En la oración era la primera y la última, en el trabajo era incansable y en la escucha era inquebrantable, para los pobres era un bálsamo y para los religiosos un ariete de ejemplo y empuje a veces con el silencio, a veces con voz en cuello.

Conviví durante un par de años en Potosí con ella, tiempos duros y plenos, nunca me voy a olvidar de sus penetrantes y profundos ojos azules diciendo con una seguridad inclaudicable: “ Claudio, deja a Dios, serrrrrr Dios…”
En la misa por la Beatificación  del
 Hto. Carlos en Potosí, Bolivia

Falleció en medio de sus pobres el pasado 9 de julio y descansa en su querida tierra de la Pachamama.

El testimonio de una de sus compañeras religiosas, en un mail que me envió para darme la noticia.

" Fue una mujer de entrega completa y no podía ser de otra forma, el encuentro con su amado fue esperado y deseado por ella desde siempre. Está con los millones de desheredados de la tierra que la precedieron y que siguen llegando juntos como cuentas de rosario, desgranados por las hábiles manos del dios dinero poder y fama..."


Tuve la inmensa gracia de compartir un par de años el caminar de esta Hermanita en Potosí, en algunos momentos no comprendí su vida, su enseñanza, su amor, su entrega, era mucho para nuestro medida del amor, tampoco al Hto. Carlos le comprendieron su deseo de entrega total, patrimonio de los elegidos, sin lugar a dudas.

Festejando uno de mis cumpleaños junto a la 
comunidad de Laicos de Potosí

En el siguiente link, Un video de apenas 5 minutos que se convierte en un testimonio de la vida de las Hermanitas del Sagrado Corazón de Carlos de Foucauld en Bolivia, allí 4 hermanitas Anakusi, Nicolasa, Anita y Mikaela caminando junto a este pueblo de las promesas, hacia la casa del Padre.
Desde el minuto 3:30 Nicolasa, manifiesta el amor incondicional de su corazón al pueblo pobre y trabajador en el mismo corazón del Padre
Acceder desde aquí:  http://youtu.be/X1CCi_7g2eM

Lo nuclear del carisma del Hermano Carlos.-

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Después de la conversión de Carlos de Foucauld se sucedieron, como en cadena, una serie de circunstancias y acontecimientos que encauzarían definitivamente su vida. De todas estas circunstancias, dos resaltan de una forma especial: un día escucha en una homilía del P. Huvelin: "Jesús ha escogido de tal forma el último lugar que nadie se lo podrá arrebatar".

Haz en todo como Jesús en Nazaret.
En su viaje a Tierra Santa, al llegar a Nazaret se convierte todo él en un asombro y admiración ante el misterio de la encarnación de Dios, llega hasta derramar lágrimas de emoción contemplando, por las calles de Nazaret, al Dios que se ha hecho uno de tantos, al Dios que se ha anonadado, que se ha rebajado hasta el último lugar: y todo por amor, el Dios grande, omnipotente, se ha hecho pequeño y débil para salvar a lo pequeño y débil.
Estas dos circunstancias marcarán profundamente el itinerario posterior del hermano Carlos. A partir de aquí descubrirá que su vocación es Nazaret, seguir a Jesús en su misterio de Nazaret. Todo lo que haga en su vida irá enfocado a vivir cada vez más profundamente esta vocación.
Un día en su oración presentirá que Jesús le dice: 


"Toma por objetivo -ya estés solo ya con otros hermanos- la vida de Nazaret, en todo y por todo, en su sencillez y en su amplitud de miras... sin hábito, como Jesús en Nazaret; sin clausura, como Jesús en Nazaret; no vivas lejos de todo lugar habitado, sino cerca de una aldea, como Jesús en Nazaret; ni grandes terrenos, ni grandes limosnas, ni grandes construcciones, ni grandes gestos, sino más bien una pobreza extremada en todo, como Jesús en Nazaret... En una palabra: haz en todo como Jesús en Nazaret".

Esta será la concreción de su carisma, de su vocación. Esta será su gran aportación a la Iglesia y a la tarea de evangelización que, por encargo de Jesús, ella realiza.

Para los que pretendemos ser seguidores de Jesús teniendo presente el carisma de Carlos de Foucauld, el tema de Nazaret, por tanto, ha de ser un tema continuamente presente en nuestra oración, en nuestra reflexión, en nuestro estilo de vida y en nuestro trabajo. Es un tema al que volver periódicamente.

No existe un solo hombre que no tenga hambre de Dios...

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El secreto que descubrió el Hermanito junto a los musulmanes
es que eldeseo de Dios que está inscrito en el corazón del hombre.
La fe no busca llenar las fisuras que la filosofía o la ciencia dejan sin respuesta: es mucho más que eso el ser humano anduvo sus primeros pasos, cuando empleó la razón y la conciencia, pero, particularmente, cuando poseyó la capacidad de articular la idea de Dios, todo lo imprecisamente que se quiera, “pasó el rubicón de la hominización”. 
Aquellas nacientes palabras balbuceadas sobre lo divino dejaron entrever el íntimo sentido religioso de la persona, aquel “deseo de Dios que está inscrito en el corazón del hombre”, el anhelo más profundo de su ser.

 La sed de infinito que pertenece a la misma naturaleza del hombre
El hambre de Dios, la sed de infinito que pertenece “a la misma naturaleza del hombre, más aún a su esencia”, le ayudó a superar la oscuridad, percibiendo un rastro que le remite a lo trascendente, haciéndolo capaz de atisbar “el misterio último de la realidad, valor supremo cuya consideración es la más alta tarea humana”. “Fundar una religión consiste precisamente en dar un rostro al misterio”, afirmaba Miguel Benzo. 
De allí que intentó delinear, de plasmar esta hambre construyendo templos, labrando símbolos sacrales, elevando plegarias, o componiendo legendarios relatos sagrados.
 Los profundos interrogantes remitieron a la persona hacia la exploración de su interior, con el “ojo del alma”. Como ser humano abierto a una perspectiva de encuentro, quizá reflexionó en aquello que San Agustín pronunció más tarde: “Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.  Pues existe “un lenguaje de las cosas creadas (…) que remite a la persona humana a Dios Padre, nuestro Creador”.
 El Obispo de Hipona aportó una intuición esencial: la respuesta a las preguntas fundamentales enciende en la persona el impulso a religarse, elevándose hacia los horizontes donde habitan todas las perfecciones añoradas por el ser humano. Esta capacidad de reflexionar por encima de lo concreto y cotidiano le muestra una vocación sobrenatural que le ayuda a responder “a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios”.
Fundar una religión consiste
 en dar un rostro al misterio
 El hambre de infinitud anima al hombre a avanzar más allá de las sabias reflexiones, buscando mitigar la experiencia de fugacidad existencial. 
André Frossard ha escrito que el origen del dolor y de la muerte son “las piedras en la que tropiezan todas las sabidurías y todas las religiones”. Incontables hombres y mujeres, indagadores pretéritos, expresaron el agotamiento de los que han buscado, estrellándose contra un muro de silencio y confusión. Infinitos exploradores han exclamado con el corazón humilde: “Estoy cansado, ¡oh Dios!, estoy agotado. Soy el más ignorante de los hombres, no tengo inteligencia de hombre. No he aprendido la sabiduría”.
 El explorador puede abrir su inteligencia y sus sentidos a la verdad que lo rodea. ¡Ojalá hablara el Infinito!, exclaman quienes andan buscando. ¡Ojalá Dios mismo develase la razón de nuestra existencia, tan magnífica y dolorosa a un tiempo! Por eso tienen que indagar con los ojos de la razón, pero también con la mirada de la fe, respondiendo a su dimensión teologal. Ciertamente, como afirmaba el Cardenal Ratzinger “la fe no significa la resignación de la razón ante los límites del conocimiento; no constituye un retroceso en pos de lo irracional”.
Subsiste el mito de que en la medida en que avanzan los conocimientos científicos, las personas se vuelven menos creyentes porque reemplazan la fe con las certezas científicas. Se trata de las antiguas hipótesis de pensadores como Ludwig Feuerbach o Augusto Comte, para quienes la búsqueda religiosa se sustentaba en la ignorancia humana. Por lo contrario, infinidad de personas sabias se nutren de sus creencias religiosas. Pues no estamos ante una fe que busca llenar las fisuras que la filosofía o la ciencia dejan sin respuesta.
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “todo hombre por el hecho de ser creado por Dios, tiene hambre de Dios; no existe ser humano que no lo tenga”. El hombre es limitado porque algo le falta; experimenta el vacío de la contingencia que nada en la tierra puede serenar plenamente. Le incomoda la imposibilidad de realizar y desplegar todo lo que desearía. Como persona humana vive esta experiencia con particular intensidad. También aquello que añora: la relación con Dios.
El hambre de Dios tiene como correlato el anhelo de encuentro, que conduce al hombre a la búsqueda de la felicidad, que da sentido a su existencia. En la historia es Dios quien ha salido al encuentro de la persona.
Antes de permanecer oculto, Dios habla en la naturaleza, y en las semillas del Verbo; pero particularmente a través del diálogo personal con el Pueblo Escogido, coloquio recogido en la Sagrada Escritura.
Ha sido Dios quien ha recorrido las imperecederas distancias que separan al ser humano de las alturas celestiales. Se trata de un Dios omnipotente que se encarna, que sale al encuentro del hombre, haciéndose hombre. En el misterio de la Encarnación, el Señor Jesús asume la humanidad, mostrándole al hombre el camino para ser verdaderamente hombre, al tiempo que lo redime. 
Traza puentes entre Dios y la humanidad, reconciliándola en todas sus dimensiones. Muere de una muerte ignominiosa en orden a que los seres humanos tengan vida, y la tengan en abundancia. Transitando la senda kenótico-ascencional se hunde hasta lo más bajo, para librar al hombre del pecado. Arrastra a muchos hacia la plenitud, donde pueden saciar su hambre de infinito.
El encuentro con Jesús de Nazaret 
revela al “Hijo del Hombre”
 ¿Cómo desentrañar la oscuridad en el caminar humano? Dios, que es desde el principio, que es luz, y en quien no habita tiniebla alguna, se ha manifestado para gozo y salvación de las personas. El Hijo, Jesucristo anuncia la vida eterna haciéndose persona. Quien conoce al Señor Jesús descubre algo del modo de Dios para ver las cosas. El encuentro con Jesús de Nazaret  revela al “Hijo del Hombre”, una persona, un camino seguro que guía a Dios: “A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado (…) La gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo”.
Por experiencia propia conocemos las dificultades para acercarnos al ideal señalado por el Señor Jesús. Es común que el hombre construya “barreras de pecado” que le impiden alcanzar su mismidad y percibir su hambre de comunión. El pecado constituye un impedimento para entender el anhelo interior correctamente.
El hombre, abierto a la dimensión religiosa, consciente también de su transitoriedad inherente, indagó sobre el “salvador”. “El Señor es la respuesta. Respuesta harto desconcertante. El mismo Hijo de Dios desciende a nuestra miseria (…) Así ha amado Dios al mundo”.
 Quien aprende a conocer con la fe al Señor Jesús, tanto en la mente, en el corazón, como en la acción, descubre la visión de Dios en las cosas. Se abre a una dimensión donde reina el amor sublime; amor que alegra el espíritu. “A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado”, exclama San Juan de la Cruz.
 Aquello que Jesucristo aporta con su vida y sacrificio es precisamente la senda para “decodificar” el camino preciso a la plena realización y salvación, para sustentar el encuentro plenificante con Dios. El Señor es la meta de nuestra búsqueda.

© 2013 - Alfredo Garland Artículo publicado originalmente por Centro de Estudios Católicos
sources: Centro de Estudios Católicos

Unión de Hermanos y Hermanas de Jesús...

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Sodalidad  fundada en 1909 por Carlos de Foucauld

Surgió de la voluntad explícita de Charles de Foucauld, quién al final de su vida la fundó expresamente para evitar que dentro de ella existieran diferencias entre sus miembros. Todos por igual, sacerdotes, curas, religiosos, laicos, casados o solteros y hasta algún Carmelo, todos al mismo nivel y con las mismas obligaciones. Para dar ejemplo él mismo se inscribió en la lista inicial como uno más, y no de los primeros.

Ser uno más, y no de los primeros.

Nuestra vocación: Los miembros de la UNIÓN son como exploradores. 
Se aventuran por su cuenta y riesgo en las "espesuras" o los "desiertos" del mundo para llevar a Jesús a los más alejados de Él. La palabra que usa Foucauld para referirse a esta vocación es "defricheur". Que debería traducirse por "desbrozador", labor del campo que implica todas las operaciones que se realizan en un campo antes de la siega y la recolección de la cosecha. O sea, preparar el terreno para hacerlo apto para las labores posteriores. Aquí volvemos a encontrarnos con la dificultad de traducir a un mundo tecnificado e internautico esta labor que prácticamente no se sabe ni que exista. 
Preferimos usar las palabras explorador o bien aventurero (a pesar del aspecto poco "serio" que denota esta palabra). También serviría pionero.
Otra manera de referirnos a nuestra vocación es: misioneros aislados. 
Esto significa que UNIÓN no es un grupo que se reúne, ni una fraternidad que realiza actos de vida comunitaria en común. No celebramos reuniones, ni actos públicos, ni demostraciones de número. Los miembros de UNIÓN no se conocen entre sí, ni existen listas. 
Lo realmente importante para nuestra vocación es la dedicación "hacia fuera", hacia aquellos hermanos y hermanas de Jesús que no lo conocen, o bien que reniegan de Él por diversos motivos. Dentro de la categoría de los más alejados están los más pobres. Pero no se pone el acento exclusivamente en la cuestión "social". "Ligeros de equipaje como los hombres de la mar" como decía Machado, no por alergia a las instituciones, que deben de tener su lugar en la Iglesia, o por incapacidad para vivir con otros, sino como opción radical para mezclarnos lo mejor posible con los más alejados, que son la finalidad de nuestra vocación. 
Despojada de su connotación de superficialidad "chaquetera" diríamos que somos como camaleones. Adoptamos las formas del entorno para mimetizarnos con él. Para ser uno más exactamente. Y no por estrategia de conquista, sino para compartir los sufrimientos y las esperanzas de nuestros hermanos y hermanas no creyentes. 
Nos hacemos "todo a todos, todo con todos, para ganar a algunos" como dice San Pablo. La fraternidad debemos de realizarla con estos y no con los "nuestros", las ovejas del redil. Nuestra vocación no es de "grupo cálido en el que refugiarnos", implica la aceptación de la incomodidad de la intemperie: expuestos a los otros, lanzados al mundo, nos dejamos convertir por ellos, de la misma manera que Foucauld o Massignon fueron convertidos o se convirtieron en contacto con la fe de sus amigos musulmanes. Los primeros que tenemos que convertirnos somos nosotros, puesto que también nos resistimos al evangelio.

Convivir con los demás sin estridencias

La visitación.
Tal y como simboliza el encuentro de María con Isabel, se trata de reconocer y acompañar el movimiento del Espíritu que se está gestando en los demás. 
Estar especialmente atento al despertar de los signos de Espíritu en los no creyentes, en aquellos que están alejados de Jesús, o que al menos ignoran que en ellos late su fuerza vivificadora, y celebrarlo en nuestro encuentro con ellos. 
Buscar este encuentro como lo fundamental de nuestra vocación y aprender a conversar amicalmente con todos, al estilo del propio Foucauld. O, al menos, no estorbarlo con sermones militantes!!
Para Foucauld, todo esto es lo que hacía Jesús en Nazaret. Convivir con los demás sin estridencias. Cada uno en su medio ambiente. Sin necesidad de desplazarse a lugares recónditos. Cada uno según su propio camino. 
Nuestra vocación exige madurez en la fe y capacidad de resistencia a las dificultades de vivir solo. 
No se trata de "premisión" sino de un estilo de "auténtica misión" propiamente adaptado al momento actual de la Iglesia. En esto Charles de Foucauld fue un precursor y un visionario profético.
Este vivir solo para mezclarse mejor con todos no implica necesariamente negarse a cualquier tipo de vinculación comunitaria con los demás cristianos. 
No es incompatible: o UNION o vida de Fraternidades, necesariamente. La mayoría de miembros de la UNION participan en alguna medida de la vida comunitaria de sus parroquias, de la diócesis en la que están incardinados, y algunos de nosotros formamos parte de alguna de las comunidades o fraternidades de la familia Charles de Foucauld. En este caso, se pide a la persona que se compromete con la UNION una especial dedicación a los más alejados como vocación específica dentro de su comunidad.

 Quien nos dirige es el Espíritu de una manera
 enteramente libre y creadora

Organización.
Si nos hemos sabido explicar bien se comprenderá que las cuestiones de organización aquí son de lo menos importante. Las reducimos al mínimo posible pensando que quien nos dirige es el Espíritu de una manera enteramente libre y creadora para cada uno de los miembros de la UNIÓN. Lo verdaderamente crucial es lo que cada uno realiza en su vida cotidiana con los más alejados. 
Esta exigua organización exige una conversión que no siempre entendemos fácilmente. Puede saber a poco. Es lo que se persigue exactamente: ningún tipo de poder.
Dicho esto, Jean-François Six recibió en su momento el encargo de Coordinador general de la UNION de manos de Louis Massignon, y a su vez este la delegará en su momento a otra persona.
Además de este coordinador, que últimamente ha sido un sacerdote, UNIÓN se organiza por lenguas.
En la actualidad tenemos las siguientes: francesa, portuguesa, coreana, alemana, italiana, árabe, española y catalana. Para cada lengua un coordinador asegura el vínculo de los miembros. 
El coordinador establece contacto con cada uno de los miembros y es el encargado de discernir con la persona interesada si su vocación es verdaderamente la de un misionero aislado. 
La función del coordinador no es la de un "director espiritual". Es uno más. No tienen ningún tipo de "poder" jerárquico sobre los demás miembros de la UNIÓN.
Unas dos veces al año el coordinador general manda una carta a todos los miembros de la UNION que se traduce por lenguas. En esta carta pueden añadirse aspectos propios de cada ámbito lingüístico.

Preparándonos a la fiesta....

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Cómo esa canción que llega con el viento de la madrugada
y, obstinada, regresa sin cesar,
así regresan a Foucauld, con insistencia,
las palabras nocturnas desgranadas a solas con Jesús.


"Dios mío, todo esta callado, todo duerme.
Yo estoy a tus pies,
diciendote en voz baja que te amo...."

Oración para obtener una gracia...

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Se acerca día a día la fiesta de nuestro amado Hermanito Carlos de Foucauld, entonces normalmente se acrecientan las oraciones por su intercesión y en nuestro corazón florece el amor que tenemos por este hombre de Dios, que nos muestra el camino de donación.
Les compartimos a todos nuestros amigos y amigas una oración para obtener una gracia por la intercesión de nuestro hermanito, compuesta y promovida por el Obispo de Viviers y bastante conocida en nuestras fraternidades.

...por Jesucristo, tu Hijo amado, nuestro Señor

Novena a Carlos de Foucauld 2014 - DIA 1...

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Queridos hermanos y hermanas deseamos compartir una serie de muy simples reflexiones para caminar juntos hacia la fiesta de nuestro Hermanito Carlos de Jesús, y de esta manera preparar el  corazón para el próximo 1º de diciembre, pedir su intercesión ante nuestro amado hermano y Señor por  nosotros, nuestras familias y actividades pastorales.
Haz en todo como Jesús en  Nazaret
Consta de 3 partes que nos irán guiando en la reflexión y se irán repitiendo día a día.
1.-Ponernos en la presencia del Buen Padre y rezar en comunión con toda nuestra familia espiritual la Oración del Abandono.
2.- Observar la placa con un pensamiento del Hermano Carlos que nos acompañará en la reflexión del día. (esforzarnos en recordarla en el transcurso del día para que nos ilumine).-
3.- Oraciones de intercesión.-

1. En comunión con toda nuestra familia espiritual rezamos:  
ORACIÓN DE ABANDONO
Padre mío,  me abandono a ti, 
haz de mi lo que quieras,
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Lo acepto todo, estoy dispuesto a todo,
con tal que tu voluntad se haga en mi,
 y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Dios mío,
Pongo mi alma en tus manos, te la doy, Dios mío 
Con todo el amor de mi corazón, 
porque te amo, 
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
 porque Tú eres mi Padre.

2.- Reflexión del Hermano Carlos que nos acompañará a lo largo del día. 
Recordarla en el transcurso del día para que nos ilumine y nos acompañe

3.- Oración de intercesión.
Dios, Padre nuestro, tú que has llamado al Hermano Carlos de Jesús a vivir de tu amor en la intimidad de tu Hijo, Jesús de Nazaret.
Concédenos que encontremos en el Evangelio el fundamento de una vida cristiana cada vez más luminosa y en la Eucaristía, la fuente de la fraternidad universal.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén


Gracias a todas las personas que nos acompañan en esta novena, sabemos que varios de nuestros amigos y amigas la realizan en su totalidad o simplemente algunos días, les agradecemos y pedimos al Hermanito Carlos que interceda por todos, por sus vidas, trabajos, familias, apostolados.


Hno. Claudio.-

Novena a Carlos de Foucauld 2014 - DIA 2...

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Queridos hermanos y hermanas deseamos compartir una serie de muy simples reflexiones para caminar juntos hacia la fiesta de nuestro Hermanito Carlos de Jesús, y de esta manera preparar el  corazón para el próximo 1º de diciembre, pedir su intercesión ante nuestro amado hermano y Señor por  nosotros, nuestras familias y actividades pastorales.
Porque para mí amarte es darme, entregarme en tus manos sin medida,
Consta de 3 partes que nos irán guiando en la reflexión y se irán repitiendo día a día.
1.-Ponernos en la presencia del Buen Padre y rezar en comunión con toda nuestra familia espiritual la Oración del Abandono.
2.- Observar la placa con un pensamiento del Hermano Carlos que nos acompañará en la reflexión del día. (esforzarnos en recordarla en el transcurso del día para que nos ilumine).-
3.- Oraciones de intercesión.-

1. En comunión con toda nuestra familia espiritual rezamos: 
ORACIÓN DE ABANDONO
Padre mío,  me abandono a ti,
haz de mi lo que quieras,
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Lo acepto todo, estoy dispuesto a todo,
con tal que tu voluntad se haga en mi,
 y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Dios mío,
Pongo mi alma en tus manos, te la doy, Dios mío
Con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
 porque Tú eres mi Padre.

2.- Reflexión del Hermano Carlos que nos acompañará a lo largo del día.
Recordarla en el transcurso del día para que nos ilumine y nos acompañe
 3.- Oración de intercesión.
Dios, Padre nuestro, tú que has llamado al Hermano Carlos de Jesús a vivir de tu amor en la intimidad de tu Hijo, Jesús de Nazaret.
Concédenos que encontremos en el Evangelio el fundamento de una vida cristiana cada vez más luminosa y en la Eucaristía, la fuente de la fraternidad universal.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén

Gracias a todas las personas que nos acompañan en esta novena, sabemos que varios de nuestros amigos y amigas la realizan en su totalidad o simplemente algunos días, les agradecemos y pedimos al Hermanito Carlos que interceda por todos, por sus vidas, trabajos, familias, apostolados.

Novena a Carlos de Foucauld 2014 - DIA 3...

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Queridos hermanos y hermanas deseamos compartir una serie de muy simples reflexiones para caminar juntos hacia la fiesta de nuestro Hermanito Carlos de Jesús, y de esta manera preparar el  corazón para el próximo 1º de diciembre, pedir su intercesión ante nuestro amado hermano y Señor por  nosotros, nuestras familias y actividadespastorales.

Para amar, adorar, abrazar y poseer...
Consta de 3 partes que nos irán guiando en la reflexión y se irán repitiendo día a día.
1.-Ponernos en la presencia del Buen Padre y rezar en comunión con toda nuestra familia espiritual la Oración del Abandono.
2.- Observar la placa con un pensamiento del Hermano Carlos que nos acompañará en la reflexión del día. (esforzarnos en recordarla en el transcurso del día para que nos ilumine).-
3.- Oraciones de intercesión.-


1. En comunión con toda nuestra familia espiritual rezamos: 
ORACIÓN DE ABANDONO
Padre mío,  me abandono a ti,
haz de mi lo que quieras,
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Lo acepto todo, estoy dispuesto a todo,
con tal que tu voluntad se haga en mi,
 y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Dios mío,
Pongo mi alma en tus manos, te la doy, Dios mío
Con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
 porque Tú eres mi Padre.

2.- Reflexión del Hermano Carlos que nos acompañará a lo largo del día.
Recordarla en el transcurso del día para que nos ilumine y nos acompañe
3.- Oración de intercesión.
Dios, Padre nuestro, tú que has llamado al Hermano Carlos de Jesús a vivir de tu amor en la intimidad de tu Hijo, Jesús de Nazaret.
Concédenos que encontremos en el Evangelio el fundamento de una vida cristiana cada vez más luminosa y en la Eucaristía, la fuente de la fraternidad universal.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén



Gracias a todas las personas que nos acompañan en esta novena, sabemos que varios de nuestros amigos y amigas la realizan en su totalidad o simplemente algunos días, les agradecemos y pedimos al Hermanito Carlos que interceda por todos, por sus vidas, trabajos, familias, apostolados.


Hno. Claudio.-
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