La verdad es que nunca lo había leído antes, no lo conocía por lo menos así redactado. recien hoy conocí este poema que muchos atribuyen al Hermanito Carlos de Foucauld, en el que Jesús se dirige a cada uno de nosotros y le dice: Ámame tal como eres.
Ciertamente refleja la espiritualidad francesa decimonónica, son renglones duros, ásperos para nuestros oídos del 2020, tal y cual muchos escritos del Hermanito, otra característica es dejar hablar al Hermano y Señor en 1° persona.
Son lineas que hablan de la confianza sin límites en la misericordia del Señor, Él que nos sigue amando, a pesar de nosotros mismos. Y eso es muy de nuestro querido santito el Hermanito Carlos de Jesús.
Ciertamente tengo muy en claro que no le amo tanto como él se merece, pero le amo de verdad y quiero amarle con toda la potencia de mi pobre corazón, porque cómo rezo cada día le sigo diciendo: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo”.
ÁMAME TAL COMO ERES
Conozco tu miseria,
las luchas y tribulaciones de tu alma,
la debilidad y las dolencias de tu cuerpo;
conozco tu cobardía,
tus pecados y tus flaquezas.
A pesar de todo te digo:
Dame tu corazón, ámame tal como eres.
Si para darme tu corazón
esperas ser un ángel,
nunca llegarás a amarme.
Aun cuando caigas de nuevo,
muchas veces, en esas faltas
que jamás quisieras cometer
y seas un cobarde para practicar la virtud,
No te consiento que me dejes de amar.
Ámame tal como eres.
Ámame en todo momento
cualquiera que sea la situación
en que te encuentras,
de fervor o sequedad,
de fidelidad o de traición.
Ámame tal como eres.
Déjate amar. Quiero tu corazón.
En mis planes está moldearte,
pero mientras eso llega,
te amo tal como eres.
Y quiero que tú hagas lo mismo.
Deseo ver tu corazón que se levanta
desde lo profundo de tu miseria:
amo en ti incluso tu debilidad.
Me gusta el amor de los pobres
Quiero que desde la indigencia
se levante incesantemente este grito:
Te amo, Señor.
Lo que me importa es el canto de tu corazón.
¿Para qué necesito yo tu ciencia o tus talentos?
No te pido virtudes.
Y aun cuando yo te las diera, eres tan débil,
que siempre se mezclaría en ellas
un poco de amor propio.
Pero no te preocupes por eso…
Preocúpate solo de llenar con tu amor
el momento presente.
Hoy me tienes a la puerta de tu corazón,
como un mendigo,
a mí que soy el Señor de los señores.
Llamo a tu puerta y espero.
Apresúrate a abrirme.
No alegues tu miseria.
Si conocieras plenamente la dimensión
de tu indigencia, morirías de dolor.
Una sola cosa podría herirme el corazón:
ver que dudas y que te falta confianza.
Quiero que pienses en mí
todas las horas del día y de la noche
No quiero que realices ni siquiera
la acción más insignificante
por un motivo que no sea el amor.
Cuando te toque sufrir yo te daré fuerzas.
Tu me diste amor a mí.
yo te haré amar a ti más de lo
Que hayas podido soñar.
Pero recuerda solo esto:
Ámame tal como eres.