En el monasterio de los Hermanitos Iesus-Caritas en Nazareth, tienen para su devoción y muestra de cariño un bellísimo relicario con una reliquia de 1º grado de nuestro amado Hermanito Carlos de Jesús. Aprovechamos este post para hacer un recuerdo sobre lo que la Iglesia dice acerca de las reliquias.
Imagen del Hto Carlos y detrás relicario. Hacer click en la leyenda para acceder a las imágenes. |
Reliquia:
Etimología latina: reliquiae, restos
Es decir un objeto asociado a un santo (o con una persona considerada santa pero aún no canonizada).
Las reliquias pueden ser de tres grados:
1er grado: un fragmento del cuerpo.
2do grado: un fragmento de su ropa o de algo que el santo usaba durante su vida (rosario, Biblia, cruz, etc.). También objetos asociados con el sufrimiento de un mártir.
3er grado:cualquier objeto que ha sido tocado a una reliquia de primer grado o a la tumba de un santo.
Declaraciones de la Iglesia sobre las reliquias:
* La Iglesia aprueba la veneración de reliquias auténticas. (Concilio de Trento)
* Canón #1190.
1. Está terminantemente prohibido vender reliquias sagradas.
2. Las reliquias insignes así como aquellas otras que gozan de gran veneración del pueblo no pueden en modo alguno enajenarse válidamente o trasladarse a perpetuidad sin licencia de la Sede Apostólica.
* Canon #1237.
"Debe observarse la antigua tradición de colocar bajo el altar fijo reliquias de Mártires o de otros Santos, según las normas litúrgicas".
Las reliquias representan a la persona con la que está asociada:
Recordemos la mujer enferma que acudió a Jesús y tocó su manto: "habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré. Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal." Marcos 5,27-29.
Ella no tocó el manto por el valor intrínseco del manto sino por tocar a Jesús. De la misma forma, tocamos las reliquias y las veneramos no por ellas mismas sino por el santo al que representan.
Dios puede concedernos milagros por intercesión de los santos, pero más importante es acercarnos a los santos para inspirarnos en sus vidas e imitarlos con el deseo de también nosotros vivir en santidad y llegar al cielo.
Las reliquias en la Biblia:
* II Reyes 2, 9-14: Eliseo recibe de Elías el manto con el cual hace milagros.
* II Reyes 13,21: Un muerto resucita al tocar los huesos de Eliseo: "Estaban unos sepultando un hombre cuando vieron la banda y, arrojando al hombre en el sepulcro de Eliseo, se fueron. Tocó el hombre los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso en pie."
* Hechos 19,11-12: "Dios obraba por medio de Pablo milagros no comunes, de forma que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o delantales que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos".
* Hechos 5,15: No sólo reliquias sino que hasta la sombra de Pedro curaba a los enfermos: "hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos." .
Las reliquias en los primeros siglos de la Iglesia:
* La Carta de los fieles de la Iglesia de Esmirna, año 156 A.D. es representativa de la veneración a los mártires: "Tomamos los huesos, que son más valiosos que piedras preciosas y más finos que oro refinado, y los pusimos en un lugar apropiado, donde el Señor nos permitirá reunirnos"
* San Jerónimo (siglo IV) esbozó en su Carta a Ripparium las razones por las que se veneran las reliquias: “No rendimos culto y no adoramos por temor a hacerlo a las creaturas en vez de al Creador, pero veneramos las reliquias de los mártires para adorarle más a El, dueño y Señor de los mártires”.
* San Gregorio de Nyssa (siglo IV) describe en su Panegírico a San Teodoro Mártir el significado y la vivencia de tocar las reliquias: “Sólo los que han experimentado la felicidad de tocar las reliquias y han obtenido sus peticiones pueden saber cuán deseable es y qué gran recompensa”.
* San Agustín de Hipona (siglo V) en su libro La Ciudad de Dios dice: “Está claro que quien tiene afecto por alguien venera lo que queda de ésa persona tras su muerte, no sólo su cuerpo sino partes de él e incluso cosas externas, como sus ropas. Entonces, en memoria de ellos [los santos] debemos de honrar sus reliquias, principalmente sus cuerpos, que eran templos del Espíritu Santo”.
Nuestra cultura tiende a ser práctica y perder de vista el valor de los símbolos. Sin embargo, aún guardamos recuerdos de seres queridos. Para el cristiano esos son los santos.
Errores que se deben evitar en relación a las reliquias:
1- Creer que las reliquias tienen poder por sí mismas. Esto sería magia y superstición. Nuestra atención al venerarlas está en el santo.
2- Exagerar la importancia de las reliquias en la Iglesia.Las reliquias pueden ser una ayuda a la fe pero no son parte central de ella.
3- Despreciarlas o dudar que Dios pueda utilizar sus instrumentos escogidos para hacer milagros según sus designios. Ejemplo: ¿Acaso necesitaba Dios darle una vara a Moisés para hacer milagros? No. Dios no necesita ni de la vara ni de Moisés, pero Dios sí ha querido valerse de ambos.
4- Comerciar con reliquias, falsificarlas, explotar a los ingenuos. Sin duda se han cometido excesos de este tipo. San Agustín (+430) denunció a impostores vestidos como monjes que vendían reliquias falsas. El Papa San Gregorio (+604) prohibió la venta de reliquias y la perturbación de tumbas en las catacumbas.
A pesar de ello se cometieron muchos abusos. Los protestantes, en vez de rechazar los abusos rechazaron las reliquias en general.
El Concilio de Trento (1563) defendió la invocación a los santos, la veneración de las reliquias y las tumbas de los santos.
Dios continúa hoy haciendo milagros y se deleita de hacer muchos de ellos por la intercesión de sus santos.
Nuestra experiencia personal, al encontrarnos ante una reliquia debe ayudarnos a meditar sobre el santo como una persona real que vivió nuestras luchas en la tierra y está ahora en el cielo.
Imágenes extraídas del muro de Facebook de: شارل دي فوكو - الناصرة Charles de Foucauld - Nazareth