Cómo esa canción que llega con el viento de la madrugada
y, obstinada, regresa sin cesar,
así regresan a Foucauld, con insistencia,
las palabras nocturnas desgranadas a solas con Jesús.
"Dios mío, todo esta callado, todo duerme.
Yo estoy a tus pies,
diciendote en voz baja que te amo...."